07 May Es Saludable Beber leche?
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A la pregunta de si es saludable beber Leche? la respuesta que os daría en la mayoría de casos es NO. A continuación intentaré arrojar un poco de luz sobre este tema.
La Leche: Qué es?
La leche es producida en la madre para amamantar a las crías, permite generar un alimento adaptado a las necesidades nutricionales del recién nacido.
La leche es esencialmente una emulsión de grasas en una solución acuosa de azúcares, proteínas y electrolitos.
La composición es distinta en diferentes especies. Así, la leche humana contiene aproximadamente 7 g de lactosa (azúcar); 4 g de grasa y 1 g de proteína por cada 100 ml.
En comparación, la leche de vaca contiene más proteínas, calcio y fósforo pero menos lactosa que la leche humana.
Una de las cosas más sorprendentes de la leche es la presencia de lactosa. Este azúcar (un disacárido de glucosa y galactosa) es rarísimo en la naturaleza y aparte de la leche solo se encuentra en algunas flores.
Su síntesis es muy compleja desde el punto de vista bioquímico, está finamente regulada para que ocurra solo en las hembras que deben amamantar y demanda muchísima energía.
Sin embargo, este es solo el inicio de los problemas con la lactosa, ya que existe un asunto aún más complejo: la enzima que rompe la lactosa y que permite que sea metabolizada ( la lactasa ) no se encuentra en el intestino delgado de los mamíferos. De hecho, los recién nacidos humanos casi no tienen lactasa.
Inicialmente esto no es un problema, ya que cuando los recién nacidos comienzan a amamantarse, es la misma leche la que induce la creación de lactasa en su intestino. Sin embargo, la creación de lactasa no se mantiene durante mucho tiempo: los niños humanos a los dos años muestran un muy bajo nivel de lactasa en el intestino, lo que básicamente no les permite metabolizar la lactosa.
La succión del recién nacido estimula la secreción de leche en la madre, lo que a su vez activa el cese de la ovulación.
Desde el punto de vista evolutivo, una madre que no ovula evidentemente deja de ser fértil de ahí que a los dos años la nueva cría deje de asimilar ese alimento materno que no le permite seguir siendo fértil, con lo cual la madre dejará de dar el pecho y volverá a poder ser fecundada, y así la especie se hará fuerte.
En otras palabras, la leche tiene un azúcar que solo podemos metabolizar durante la lactancia materna, el único periodo de la vida donde es apropiado tomar leche. El ser humano es el único “animal” que toma leche durante la edad adulta. Tomar leche de vaca u otro animal es también antinatural.
En resumen, nuestra historia evolutiva nos ha programado para ser intolerantes a la lactosa, probablemente como un mecanismo que permite espaciar los nacimientos. Así, la intolerancia a la lactosa no es una enfermedad, sino que es la condición normal en el ser humano.
Historia de la Leche?
Hace 10.000 años los hombres dejaron de ser cazadores-recolectores y se transformaron en agricultores.
El ganado tenía múltiples usos: la carne aportaba proteínas, grasas y calorías, mientras que la piel aportaba abrigo a nuestros cada vez menos peludos ancestros. El problema es que para obtener la piel y la carne de la vaca hay que matarla.
Una vaca viva aporta muchas más calorías a la dieta si se usa su leche primero y luego, cuando la producción es muy baja, se sacrifica para obtener la piel y la carne.
Esto tiene sentido pero es un problema, ya que los humanos adultos tienen apagado el gen de la lactasa y solo un vaso podría desencadenar los molestos síntomas asociados a la intolerancia a la lactosa.
Hay dos eventos cruciales cambiaron este escenario: la “domesticación” de bacterias que degradan lactosa y la aparición de una mutación en el genoma humano.
Las bacterias ácido-lácticas están presentes de manera natural en la leche y los primeros agricultores descubrieron rápidamente que podían inocular leche fresca con leche fermentada y de esta forma deshacerse de la lactosa.
De hecho, productos de fermentación ácida como el yogurt o algunos quesos tienen muy poca lactosa como para producir síntomas de intolerancia. Además, las bacterias ingeridas con el yogurt permiten digerir la lactosa en el intestino delgado.
De esta forma, la leche de vaca fermentada se convirtió en una buena fuente de alimento para las crías y permitió aliviar el enorme estrés nutricional en la madre.
Esto acortó el período de lactancia y permitió aumentar el crecimiento de la población, ya que al dejar de amamantar la madre ovulaba nuevamente. De esta forma, las comunidades agrícolas desplazaron a las que aún eran cazadoras-recolectoras.
Se estima que el 65% de los humanos son intolerantes a la lactosa, siendo esta la condición dominante.
Las poblaciones humanas tolerantes a la lactosa (que expresan lactasa de manera persistente) poseen dos mutaciones en el gen de la lactasa y habrían aparecido en un período que va entre los 20.000 y 5.000 años atrás.
Esta mutación está muy representada en el norte de Alemania y Dinamarca, zonas lecheras por excelencia y que muestran la mayor diversidad de genes de leche en el ganado, lo que sugiere una co-evolución de este rasgo.
Los productos lácteos pueden provocar varios problemas, ya sea debido a una sensibilidad a la caseína que se deriva en problemas similares a los del gluten de los cereales, o bien a través de una intolerancia a la lactosa o de los contaminantes, antibióticos, hormonas e infecciones del ganado vacuno en ciertos países.
La leche actual y en que nos afecta
La leche producida hoy en día es una mezcla de contaminantes, metales pesados y pesticidas, sin contar la adición de antibióticos, vacunas o mercurio, hormonas, etc. Puede ser muy tóxica para el organismo.
Muchas personas sufren de problemas digestivos, patologías físicas o problemas mentales como consecuencia del consumo abusivo de productos lácteos.
A eso se suma que el mercurio en los lácteos causa graves alteraciones en la pared intestinal y en el cerebro, además de grandes desperdicios o bloqueos del sistema enzimático. Finalmente, este veneno termina fijándose en diversos tejidos y órganos.
Nuestros órganos vitales intoxicados (tales como el hígado) tratan de deshacerse de esta toxina por todos los medios, a pesar del consumo diario de alimentos indeseables.
Además, la leche inhibe la secreción de tóxicos como el mercurio.
La pared intestinal alterada le permite a los péptidos morfínicos de los productos lácteos ( así como a los productos del gluten ) , pasar directamente al torrente sanguíneo y acumularse en diversos órganos. La mala digestión de estos péptidos también provoca enfermedades psíquicas.
Entre los problemas de comportamiento se encuentran los siguientes: problemas de memoria y de concentración, hipo-actividad, melancolía, depresión, diversos síndromes autísticos, insensibilidad al dolor, automutilación, anorexia y bulimia, y epilepsia.
Algunas enfermedades crónicas relacionadas con los productos lácteos son: problemas de peso, dolores de cabeza, problemas ORL (sinusitis, bronquitis, rinitis, otitis, asma), problemas de la vista, estrabismo, conjuntivitis, problemas de la piel (dermatosis, eccema, acné), enfermedades inflamatorias y reumatismos (artrosis, artritis), fibromialgia, fatiga crónica, etc.
La leche está relacionada con la diabetes tipo 1 y también es responsable de la osteoporosis que supuestamente debería prevenir.
Los asiáticos que casi no consumen productos lácteos y no sufren estas consecuencias en su salud ni en sus huesos.
Saludos a tod@s y que tengan un buen entreno!!
Oriol Peña
Jeannie
Publicado: 03:05h, 16 eneroI’m not easily impsersed. . . but that’s impressing me! 🙂
admin
Publicado: 15:35h, 27 eneroThanks!!! 😉